Jorge Gonzáles Rodríguez and Juan Carlos Armengol Manzo

30 de enero de 2011

Palabras de Monseñor Juan García Rodríguez,

Bienvenida, Virgencita de la Caridad, a esta ciudad de Guáimaro, que toma nombre de un árbol silvestre cuyo cocimiento de hojas aumenta la secreción de la leche materna, sus frutos engordan el ganado y el hombre come sus semillas tostadas. Virgencita, te recibe Guáimaro, símbolo de vida y salud.

Bienvenida, Virgencita, a Guáimaro, pueblo fundado el 10 de febrero de 1791 con la celebración de una misa por el P. Gregorio de Jesús y Caballero.

Bienvenida, Virgencita, a la tierra donde Joaquín de Agüero y el P. Juan de Dios López crearon la primera escuela de este pueblo, y en ella fueron alfabetizados los esclavos liberados por el mismo Joaquín de Agüero, quien antes de ser fusilado recibiera los sacramentos de la Confesión y Comunión administrado por San Antonio María Claret.

Bienvenida, Virgencita, a este lugar donde San Antonio María Claret evangelizó, anunció el evangelio, enseñó el catecismo, salvó matrimonios, repartió medallas, rosarios, libros y estampas en 1852 y 1855.

Bienvenida, Virgencita, a esta tierra donde Carlos Manuel de Céspedes mandó a echar a volar las campanas de la Iglesia cuando llegaba Ignacio Agramonte y Loynaz, indicándonos que la caridad une a personas distintas y donde Ana Betancourt inició de forma pública la lucha de la mujer cubana por sus derechos.

Bienvenida, Virgencita, al pueblo de la Primera Asamblea Constituyente de la República en armas que en su artículo 24 estableció el 10 de abril de 1869: Todos los habitantes de la República son enteramente libres; y mientras se escribía la Constitución el P. Alonso Fruto celebraba una misa por la república que nacía.

Virgencita, aquí están tus hijos de Guáimaro, quienes han conservado su fe en ti, gracias a la enseñanza de las monjas salesianas en la escuela María Auxiliadora, gracias a muchos catequistas que dieron y dan a conocer el catecismo a innumerables niños, gracias a muchos sacerdotes que han estado aquí; entre ellos el Obispo de Ciego de Ávila que hoy nos acompaña, y el P. Jesús del Pino, fiel a su sacerdocio y que esperamos rece por nosotros hoy desde el cielo, gracias a muchos fieles católicos que no dejaron de venir a misa el domingo y a muchos devotos tuyos, Virgencita, que proclamaron su fe con un sano orgullo y una santa alegría.

Hoy, Madre del cielo, te reciben los esposos quienes vendrán delante de ti para prometerte que serán fieles en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y las penas, y que nada ni nadie romperá el amor mutuo.

Hoy te reciben los más pequeños de la casa, quienes desean conocer a Jesucristo; los adolescentes y jóvenes, quienes anhelan encontrar el Camino, la Verdad y la Vida que es tu Hijo; las embarazadas a quienes les dirás: Bendito el fruto de tu vientre; los afligidos que buscan consuelo; los enfermos que te ruegan salud; los familiares de los presos que te piden logres para tus hijos encarcelados clemencia y liberación.

Hoy te recibe el Papa Benedicto XVI, que no ha podido venir, pero ha enviado a su mensajero en la persona de Monseñor Angelo Becciu, quien lo representa ante el Estado, la Iglesia y el pueblo.

Virgen de la Caridad, es la tercera vez que visitas Guáimaro mediante esta imagen llamada Virgen Mambisa, porque tus hijos que luchaban por la independencia de Cuba rezaban ante ti y porque estuviste en la manigua. Nos visitaste el 20 de agosto de 1951, y también del 18 al 21 de junio de 1988, por una delicadeza de Monseñor Héctor Peña, obispo emérito de Holguín, y hoy, que siendo obispo emérito, vuelve a traerte con nosotros.

Hoy te reciben con nosotros el Obispo de Ciego de Ávila, Monseñor Mario Eusebio Mestril Vega; el Obispo de Guantánamo, Monseñor Wilfredo Pino Estévez; a quienes pedimos auxilio misionero en este tiempo de tu visita por la provincia y arquidiócesis de Camagüey.

Madrecita, esperamos mucho de ti. Acuérdate que eres nuestra madre. Virgen de la Caridad, enséñanos a vivir como Tú la caridad. Y ahora rezamos todos la oración que está por detrás de la estampita que generosamente nos ha regalado Monseñor Mestril:

Santa María de la Caridad que viniste como mensajera de paz, flotando sobre el mar. Tú eres la Madre de todos los cubanos. A ti acudimos, Santa Madre de Dios, para rogarte por nuestras familias, por nuestra patria y por nuestra Iglesia. Alcánzanos de Tu Hijo la concordia y la unidad.

Que los enfermos, los presos y todos los que viven angustiados, encuentren en Él consuelo y fortaleza. Bendita Tú entre todas las mujeres y Bendito Jesús, el fruto de tu vientre. A Él la gloria y el poder y por los siglos de los siglos. Amén
Cantamos el Himno Nacional tan familiar a Guáimaro, el himno cuyas notas se escucharon por primera vez en las calles de Bayamo durante la procesión religiosa del Corpus Christi o Cuerpo de Cristo y que fue cantado solemnemente por un coro de doce mujeres dentro de la Iglesia de Bayamo.

El acto fundacional de Guáimaro fue una misa celebrada el 10 de febrero de 1791. En la Primera Asamblea Constituyente se celebró una misa.

Hoy celebramos la misma misa, la misma alabanza a Dios, la misma oración por el pueblo que nuestros antepasados.

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