Jorge Gonzáles Rodríguez and Juan Carlos Armengol Manzo

26 de abril de 2011

 

 

 

 

 

 

 

Galería de fotos de la Ordenación Diaconal

 

Palabras de agradecimiento de los nuevos diáconos en su ordenación.

Céspedes, 25 de abril de 2011

 

Hace casi ya 9 años, el 16 de septiembre del 2002, comenzó para mi hermano Bladimir y para mí un tiempo largo que nos ha servido para perfeccionar y profundizar en la respuesta afirmativa al llamado que el Señor nos ha hecho. Este inicio estuvo marcado por la experiencia del hombre de corazón inquieto que encontró su reposo en Dios, san Agustín y del cual hemos hecho bandera para nuestro ministerio y bajo la guía de nuestro rector, padre y amigo, el P. José Sarduy. Padre, estas barcas no estarían hoy en este puerto sin el mapa que usted nos entregó.

 

Este largo tiempo ha estado siempre lleno de hermosas flores de sacrificios, ofrendas y oraciones de muchos de ustedes que están reunidos hoy aquí y de otros muchos ausentes de otras regiones de Cuba y de fuera de Cuba. Gracias a ustedes y a ellos, en nuestros jardines podemos oler el aroma de Dios.

 

Gracias a nuestros familiares, en especial a nuestros padres y abuelos a los cuales les debemos la vida, nuestra educación, la perseverancia y la confianza que, aunque muchas veces sin comprender del todo este misterio, han estado a nuestro lado y han sabido esperar y confiar.

 

Gracias a nuestros amigos, muchos de los cuales han entrado por primera vez a un templo; gracias a nuestras comunidades de Florida y Céspedes donde siempre hemos encontrado muchos hombros para llorar y para reír de gozo y felicidad. Incluimos amigos de otras iglesias. Ustedes han hecho mucho por nosotros y han trabajado mucho para que hoy celebremos con júbilo esta gran fiesta de nuestra Iglesia. Ojalá que nuestro testimonio y entrega llegue a compensar todo este sacrificio y entrega vuestra.

 

Monseñor Juan, hoy hemos jurado ante Dios y los presentes nuestra obediencia a usted y a esta Iglesia, gracias por aceptarnos para que podamos ofrecer este ministerio del diaconado y luego el del presbiterado para el servicio del Reino de Dios.  Gracias al P. Pacheco y a Monseñor Domingo porque supieron encontrar en nosotros el llamado de Dios y nos ayudaron a encausar nuestras vidas en su designio amoroso. Gracias a nuestros párrocos los Padres Castor y Andy por todo el apoyo que nos han sabido dar en todo este tiempo.

 

También al cielo extendemos nuestro agradecimiento: a Monseñor Adolfo Rodríguez, al P. Kenteni, fundador del movimiento de Shonstad y a Chiara Lubich, fundadora del movimiento de los focolares, de cuyas espiritualidades y testimonios de vida hemos vivido todo este tiempo de seminario y a los cuales les debemos hoy parte de lo que somos. Que desde el cielo sigan intercediendo para que se cumpla en nosotros también el deseo de santidad de Dios desde nuestro ministerio.

 

A Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, luz, guía, camino, meta, aliento, sostén de toda nuestra vida, vocación y futuro ministerio sacerdotal, gracias por escoger, no a los mejores de Florida y Céspedes, sino a los que quisiste. Gracias por pensar en nosotros para este ministerio desde la eternidad. Que esta alegría de la Pascua grabe en nuestro futuro sacerdocio el ardiente deseo de ser anunciadores de tu Reino. María, tú que en tus brazos contemplabas con dolor el cuerpo de tu Hijo muerto confiando en que lo que se avecinaba haría desbordar al hombre de gozo y felicidad, intercede a favor de estos pequeños hijos tuyos para que sus corazones no se cansen de buscar en Dios, y solo en Dios su descanso.

 

Oración por los Diáconos Yosbel Puentes y Bladimir Navarro

OREMOS

Dios Padre Misericordioso, te damos gracias por haber pensado, creado y preparado a Yosbel y Bladimir para ser tus hijos y hacer hijos tuyos mediante el sacerdocio.

Señor Jesucristo, gracias por llamarlos para estar contigo y anunciar el evangelio y gracias también porque ellos te dijeron que sí.

Señor Espíritu Santo, gracias porque con tu gracia ellos serán testimonio vivo de lo que han de enseñar.

Santa María de la Caridad, peregrina y mambisa ruega por Bladimir y Yosbel, hijos y diáconos tuyos y pídeles que sean sacerdotes como tu Hijo Jesucristo.

Beato José Olallo Valdés, enséñales lo que es amar sin cansarse y nunca detenerse. Amén.

 

Procesión del Santo Encuentro de Cristo Resucitado con la Virgen de la Alegría.

Domingo de Resurrección. Camagüey, 24 de abril de 2011.

 

Cristo ha resucitado. Verdaderamente ha resucitado.

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 24, 13-35.

 

Comentario.

Dos discípulos se alejan de Jerusalén donde estaban con Cristo, lo escuchaban y seguían. Se marchaban decepcionados por la crucifixión de su Maestro y el fracaso de su obra. Caminaban tristes y sin esperanzas.

 

También a nosotros nos ha ocurrido lo mismo. Teníamos un plan, un proyecto. No salió. Sentimos que Dios nos abandonó. A fulano de tal, que no se distingue por ser bueno, a ése sí que todo le sale bien y Dios lo bendice. La muerte y la enfermedad de los que amamos, una injusticia, la maldad de alguien, la traición de un amigo, de un esposo, de una esposa, nos tiene derrumbados y aplastados como a los discípulos de Emaús. Presentamos a nuestro Papito Dios nuestras protestas. Es una manera de rezar. Rezar es hablar con Dios. Le preguntamos ¿por qué? ¿por qué? y ¿por qué? Como los discípulos de Emaús le hablamos. Lo hacemos en el silencio del corazón…

 

Jesús se acerca en persona a estos dos discípulos y camina con ellos. El caminante, como buen catequista, primero se acerca, escucha y después enseña y entrega la luz y la medicina necesaria. El punto más difícil de entender y aceptar era el sufrimiento y la muerte humillante del Mesías. El caminante muestra la Escritura, la Biblia, la Palabra de Dios. Los discípulos escuchan entusiasmados y empiezan a encariñarse con el desconocido.

 

El Salmo 22, que es la Palabra de Dios da la respuesta de nuestro Dios a nuestras protestas. Lo cantamos todos…

 

En la Palabra de Dios está resumido lo que Dios va a responder ahora con respecto a nuestras protestas.

-          Si nadie te ama, mi alegría es amarte.

-          Si lloras, estoy deseando consolarte.

-          Si eres débil, te daré mi fuerza y mi energía.

-          Si nadie te necesita, yo te busco.

-          Si eres inútil, yo no puedo prescindir de ti.

-          Si estás vacío, mi llenura te colmará.

-          Si tienes miedo, te llevo sobre mis espaldas.

-          Si quieres caminar, iré contigo.

-          Si me llamas, vengo siempre.

-          Si te pierdes, no duermo hasta encontrarte.

-          Si estás cansado, soy tu descanso.

-          Si pecas, soy tu perdón.

-          Si me pides, soy don para ti.

-          Si me necesitas, te digo: estoy aquí, dentro de ti.

-          Si te resistes, no quiero que hagas nada a la fuerza.

-          Si estás a oscuras, soy lámpara para tus pasos.

-          Si tienes hambre, soy pan de vida para ti.

-          Si eres infiel, yo soy fiel.

-          Si quieres conversar, yo te escucho siempre.

-          Si me miras, verás la verdad en tu corazón.

-          Si estás en prisión, te voy a liberar.

-          Si te enfermas, te curo.

-          Si te manchas, no quiero que salves las apariencias.

-          Si piensas que soy tu rival, no quiero quedar por encima de ti.

-          Si quieres ver mi rostro, mira una flor, una fuente, un niño.

-          Si estás excluido, yo soy tu aliado.

-          Si todos te olvidan, mis entrañas se estremecen recordándote.

-          Si no tienes a nadie, me tienes a mí.

-          Si eres silencio, mi palabra habitará en tu corazón.

 

Es lo que dice Tu Padre Dios.

 

El Salmo 117 nos canta la victoria de Dios, del amor, de la paz en la Iglesia y en nosotros. Lo cantamos todos…

 

Cristo ha resucitado. Verdaderamente ha resucitado.

 

Señor, quédate con nosotros porque anochece, ha sido la súplica de los discípulos de Emaús y la nuestra hoy. Los discípulos reconocieron a Cristo después de estar horas con Él cuando el Señor tomó el pan, lo bendijo, lo partió y lo dio… Así el jueves santo Él instituyó la Eucaristía o Misa y así la celebramos. Para ver el camino, para conservar la esperanza necesitamos de este Pan consagrado que es Cristo. Él se nos entrega todos los días en nuestras iglesias. Mañana encontraremos personas afligidas. Ya Cristo nos enseñó. Caminaremos con ellas, las escucharemos, las comprenderemos y les mostraremos la Palabra de Dios, la sanación de la Eucaristía y la tranquilidad de la oración.

 

Con el Salmo 97 cantamos las maravillas que El Señor ha hecho con nosotros. Cantemos todos…

 

Oremos a Cristo, autor de la vida, a quien Dios Padre resucitó de entre los muertos y que por su poder nos resucitará también a nosotros. Digámosle: Quédate, Señor, con nosotros porque anochece.

-          Protege a tu Iglesia.

-          Haz prósperos nuestros pueblos.

-          Da a los casados concordia.

-          Asiste con tu luz y tu gracia a los novios.

-          Hazte presente en todos los hogares.

-          Pon fin a las enemistades.

-          Ayuda a los que se encuentran en dificultades.

-          Envía la lluvia suficiente a nuestros campos y ciudades.

-          Bendice a la ciudad del Espíritu Santo que ahora recibe a la Virgen de la Caridad, peregrina y mambisa.

 

PADRE NUESTRO.

GESTO DE PAZ.

 

BENDICIÓN.

Los bendiga, Dios todopoderoso, en este día solemne de Pascua, y que su misericordia los libre de todo pecado. Amén.

Y el que los redimió por la resurrección de Cristo los enriquezca con el premio de la vida eterna. Amén.

Y a ustedes, que al terminar los días de la Pasión del Señor, celebran con gozo la Fiesta de la Pascua, les conceda también alegrarse con el gozo de la Pascua Eterna. Amén.

Y la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre. Amén.